viernes, 15 de diciembre de 2017

Chaves, Ourense y Camiño Real de San Pedro de Rocas 8 y 9/12/17.

Se chafaron un poco los planes por culpa de la Ciclogénesis explosiva pero valió la pena, y mucho, la visita a una parte de Galicia y Portugal que no conocía...

Salimos el viernes 8 con calma y llegamos a media mañana a Chaves, tras desviarnos desde Verín poco más de 20 kms. de la autovía que nos llevaría a Orense.

En tiempos romanos floreció aquí la ciudad de Acquae Flaviae, y aún hoy se aprovechan sus aguas termales (un balneario ha sido recientemente restaurado). El actual nombre ("llaves", en portugués) tiene que ver con su posición estratégica fronteriza.

Entramos a pie por el casco histórico, cruzando enseguida la ponte romana cuyo empedrado y verjas laterales no "pegan" mucho con el monumento que, sin embargo, deja bonitas imágenes visto desde la orilla del Támega.





El también llamado puente de Trajano tiene dos columnas sobre él con inscripciones sobre su construcción, entre los siglos I y II d. C.



Nos sorprende encontrar una gran cantidad de coches en la plaza de la República, que apenas dejan fotografiar un bonito pelourinho que luce en todo lo alto una esfera armilar, símbolo de Portugal.


Entramos por una puerta lateral en la iglesia matriz, donde nos percatamos de por qué no veíamos mucha gente en el pueblo. Es la hora de misa mayor y el templo está rebosante de gente.


Después de deleitarnos un rato con el canto de los niños durante la misa salimos por la puerta principal, que da a la preciosa Praça de Camões, algo deslucida por la presencia de tanto coche...

De lo poco que queda del origen románico de la Iglesia de Santa Maria Maior.


Santa Maria Maior, después de la misa...

Encontramos cerrada la iglesia de la Misericordia, con lo que no podemos ver el conjunto de azulejos que esconde.


Nos dirigimos entonces a la Torre del Homenaje, único resto en pie de lo que fue un gran castillo, donde por el módico precio de 1€ los adultos se puede ver un pequeño museo militar y subir a la parte alta, desde donde, con buen tiempo... no como hoy... se debe contemplar una bella estampa de la ciudad y sus alrededores.



Sobre las 14 h., hora española, decidimos acercarnos al Forte de São Francisco y desde allí bajar por el centro de la ciudad en busca de un restaurante donde comer un buen bacalhau... Pasaremos junto al colorido largo General Silveira, con un típico empedrado portugués.



Y cuando llegamos al restaurante pensao Flavia, que teníamos fichado por sus buenas opiniones en Tripadvisor y por la curiosidad de poner los clientes el precio a la comida, está a tope y no es posible comer allí...


Nos dirigimos entonces a uno que pilla muy cerca, con una atrayente pastelaria en la planta baja, del que no tenemos referencia pero que en el menú del día ofrece un bacalhau com natas que nos apetece a unos cuantos. Aunque nos tocará esperar más de lo previsto comeremos muy bien y a buen precio.

Al cruzar de nuevo la ponte romana el sol se deja ver tímidamente entre las nubes.


Sobre las 16,30 h. volvemos hacia los coches y media hora después ya estamos en ellos camino de Orense.

Una vez en el hostel donde vamos a pasar las dos noches decidimos acercarnos a pie a las Burgas, a 10 minutos de allí, que se encuentran en el casco histórico.

Una pasada de sitio, si señor, y "de gratis"... Cierran a las 21 h. y hay que salir de las piscinas 20 minutos antes, pero nos da tiempo más que de sobra para disfrutar de unos baños relajantes antes de dar una vuelta por el casco hco. de Ourense. Si las visitáis, cosa más que recomendable, llevad un pequeño candado para cerrar la taquilla donde guardéis la ropa durante el baño.., bueno y chanclas, bañador y toalla, claro...


Tras el baño reparador, casi levitando tras lo relajados que nos han dejado As Burgas, nos acercamos a la praza Maior, engalanada con motivos navideños, y desde allí a la Catedral, ya cerrada, y a la praza do Ferro. El paseo resulta muy agradable, fichando chiringuitos para el día siguiente y sorprendiéndonos por lo bien conservada que está y lo bonita que es la zona.





Al día siguiente nos dirigimos en coche a la Ribeira Sacra, optando por hacer una rutilla por la mañana y visitar algún monumento luego, volviendo no muy tarde a Orense para acercarnos a alguna terma, y cenar de pinchos.

Cuando estuve buscando información me quedé con varias posibles "circulares" que parecían muy interesantes, sobre todo la  Ruta do canon do río Mao, de 16,5 kms. y la Ruta del Contrabando que sale de Luintra, con una distancia similar. Nos decidimos por la tercera en discordia, el Camiño Real de San Pedro de Rocas era más corta, de algo menos de 9 kms. a través de bosques y con el aliciente de pasar por el Monasterio del mismo nombre, con tumbas antropomórficas y un pequeño centro de visitantes. Con principio y fin en Esgos está próxima a Orense y, además, pillab cerca del conjunto monacal de Santo Estevo de Ribas de Sil, actualmente reconvertido en Parador, lugar que también queremos conocer.

A las 10,30 h. ya estábamos caminando, esperando esquivar las lluvias que en teoría irían a más desde media mañana...



Nada más dejar Esgos se accede ya al sendero PR-G 4, bien señalizado y fácil de seguir que, como su nombre indica, sigue un antiguo camino real hacia Orense.


En casi todo el recorrido se conservan sus muros laterales, e incluso se adivinan en algunos tramos las marcas de los carros sobre el empedrado.









Al atravesar A Meiroá charlamos un rato con un matrimonio que vuelve de buscar leña, él con 92 años y ella con 86..., y tirando de la carretilla...  Pasadas las 11 h. pasamos junto al Peto de Ánimas de Meiroá, del que faltan las imágenes que seguramente ornamentaban sus dos hornacinas, así como la cruz que lo coronaba. Los petos de ánimas son manifestaciones de culto a los muertos que solían colocarse en cruces de caminos, donde los creyentes ofrecían limosnas pecuniarias o en especie para ayudar a salir a las Ánimas del Purgatorio, esperando que éstas intercedieran por éllos una vez liberadas...


Y entre nieblas y lloviznas llegamos al Monasterio pasadas las 11,30 h., después de cruzarnos con tres ciclistas que hacen el mismo recorrido al revés.





Después de una entretenida visita al centro de interpretación de la Ribeira Sacra nos recreamos en la parte que queda de la estructura original, con varias cuevas artificiales excavadas en la roca y reutilizadas en la Edad Media como cabecera de la Iglesia.



El origen documentado como centro de vida religiosa data al menos del s. VI, y a finales del s. IX seguramente comienza la reconversión de lo que era un eremitorio o cenobio en monasterio, reconversión muy frecuente en la zona.

En el exterior encontramos más huecos de tumbas antropomórficas, algunas cubiertas de agua; en una de ellas hay un gran ejemplar de tritón jaspeado.


Se puede subir al campanario, ya sin campanas, tras atravesar un arco excavado que da acceso a un pequeño cementerio monacal.




Sobre las 12,15 h. seguimos nuestra ruta, no sin antes acercarnos a la fonte de San Beito cuyas aguas, según la tradición, son "mano de Santo" para hacer desaparecer las verrugas...



Seguimos subiendo poco a poco (Esgos está a 572 m. y llegaremos hasta los 816) y la niebla cada vez es más espesa.

Una Amanita Muscaria, de las pocas setas que hemos visto este año...





El más pequeño del grupo "tiraba" de nosotros en cuanto nos descuidábamos...


Pasamos por la Quinta do Monte, una pequeña población situada casi en todo lo alto del recorrido, pasadas las 13,30 h..





Y cerca de las 14,30 h. ya estamos llegando a los coches.



Sobre las 16,15 h., después de tomarnos con calma la comida, como debe ser, llegamos al parador, tras hacer 20 kms. por sinuosas carreteras. El emplazamiento del mismo es espectacular, con amplias vistas hacia el otro lado del cañón del Sil.


Y el conjunto también... La entrada a claustros e iglesia es gratuíta, pero nos encontramos la iglesia cerrada, una lástima. El origen del templo tiene cierto parecido con el del monasterio que visitamos por la mañana, aunque éste se convirtió, al menos desde el s. XII, en el más importante de la llamada Ribeira Sacra.



Visitamos sus tres hermosos claustros, abiertos al público de forma gratuíta, destacando por encima de todos uno iniciado en la Edad Media y conocido como el de los Obispos, donde se combinan armoniosamente el románico, el gótico y el renacimiento.






Damos también un pequeño paseo por los alrededores, donde hay muchas indicaciones de senderos, y un buen castañar.





Nos indican el emplazamiento del mirador do Castro, fácilmente accesible a unos minutos de coche y llegamos allí sobre las 17,30. Para llegar al mirador, con los restos de un castro a sus pies, hay que andar unos cientos de metros practicamente llanos. Aunque el día y la hora no sean los mejores, las vistas sobre el cañón del Sil son impresionantes.




Nos despedimos del mirador, con la bandera galega en todo lo alto, sobre las 17,45 h., volviendo  raudos a la capital de la provincia y preparados para pasar por las Termas de A Chavasqueira sin visitar antes el hostel...

Llegamos allí una hora más tarde y decidimos entrar en la Estación Termal "de pago", donde por solo 4€ dispones de hora y media para recrearte en tres piscinas de agua caliente a distintas temperaturas, una de agua fria y sauna... Una gozada, vamos.


Luego llegarían las raciones de pulpo y demás que completaron un final de puente glorioso. El domingo, ante las alertas por lluvias y vientos decidimos retornar a casa sin pasar la mañana en Orense como teníamos previsto... El río Mao, la zona de Luintra, el mirador de los Balcones de Madrid, la catedral de Orense con su pórtico del Paraíso, el circuito del Carrileiro Foula..; hemos dejado en el tintero muchas cosas... ¡A ver si lo podemos arreglar pronto..!