miércoles, 4 de octubre de 2017

Norte de Italia (4): Venecia.

Llegamos a uno de los platos principales de la comida, siguiendo el símil de la entrada anterior. Pero no va a ser la Toscana, como erróneamente indicaba en la entrada anterior. Antes de conocer esa sorprendente región habíamos estado en la "ciudad flotante"...

Preguntando a mis acompañantes sobre el lugar que más les había gustado de nuestro viaje por el norte de Italia ganó Venecia... por unanimidad. Los canales y su monumentalidad, rincones y lugares que parecen haberse detenido en el tiempo hace años... algunos hasta siglos.., todo ello hace de Venezia una ciudad hermosa y única, sin parangón posible.

Nuestros planes eran dedicar un día a visitarla... dejando la posibilidad de emplear un día más. Después de la introducción os podéis imaginar cuantos días estuvimos...

Tras baremar distintas posibilidades decidimos desplazarnos desde Verona hasta Mestre en ese pedazo de Fiat Qube alquilado y desde allí acercarnos a la estación de tren y coger uno de los que te acercan en 15 minutos a Venecia. Sobre las 11,45 h. estamos en la estación veneciana de Santa Luzia, y nada más asomarnos al Gran Canal ya empezamos a flipar con su gran movimiento "automovilístico".


Una vez contemplado ese panorama desde uno de los tres puentes que cruzan el Gran Canal, el degli Scalzi, decidimos comenzar acercándonos a una de las zonas más tranquilas, como es Canareggio, uno de los 6 sestiere (barrios) en que se divide la ciudad. Nada más pasar el Campo (plaza) de S. Geremia, nos internamos en la zona donde se encontraba el Ghetto.  Esta palabra, que no augura nada bueno, tiene un origen veneciano y se la prestó al barrio judío una fundición de hierro que había en la zona donde se decidió concentrar a esta población para controlarla mejor. A comienzos del s. XVI aumentó mucho su población por la expulsión de los judíos desde la Península Ibérica.


Media hora después nos encontramos en uno de nuestros objetivos, la Chiesa (iglesia) della Madonna dell Orto, donde trabajó, y está enterrado, Tintoretto, que vivía muy cerca de allí.


Y sobre las 13 h. descansamos y comemos algo junto a la Chiesa della Misericordia, sin culto desde hace años, en cuyo interior encontraremos una exposición que combina obras de arte que allí residen con otras modernas con un resultado cuanto menos discutible... Me he enterado, vía internet, que hace unos años, con ocasión de una bienal de arte fue "disfrazada" de mezquita con cierta polémica que hizo que la performance fuera suspendida antes de tiempo.




Al lado se encuentra la sacca della Misericordia, con una pequeña zona de atraque de veleros y buenas vistas hacia las cercanas isolas de S. Michelle y de Murano.



Y en unos minutos te encuentras con el Canal Grande de nuevo. Nosotros salimos, sin saberlo, frente a la Pescheria, de la que os hablaré más tarde.



Y, sin un plan claramente preconcebido, vamos en busca del puente de Rialto, que acabamos de ver cerca de la Pescheria, surcando nuevos puentes sobre canales desde donde se nos ofrecen rincones con mucho encanto. El paseo, a pesar de la ola de calor, esta siendo una delicia...

Una familia subiendo a una góndola desde un pequeño soportal.

No todas las casas son palaciegas, y también tienen su encanto


Los canales que desembocan en el Gran Canal suelen ofrecer fondos espectaculares

El "toque" desvencijado de algunas casas y palacios no gusta a todo el mundo...

Pero a nuestros estómagos no les convencemos con este tipo de delicia cuando, sobre las 2 de la tarde nos asomamos de nuevo al Gran Canal.


Se nota que nos encontramos en el corazón de lo que fue un gran imperio... Por aquí se compraban y vendían en otro tiempo sedas o especias venidas de muy lejos, compartían el mismo espacio mercaderes con orfebres y banqueros, y se contrataban los primeros seguros marítimos de la historia en medio de una amalgama étnica y cultural única.

Tras un pequeño paseo por una de las zonas más concurridas de Venecia, la Ruga degle Orefici y el Campo de San Giacomo di Rialto, en cuya fuente central conseguimos agua bien fresquita, nos sentamos junto a la orilla para dar cuenta de nuestras viandas con el impresionante Ponte di Rialto a nuestra derecha. Parece ser que éste data de finales del s. XVI, habiendose construído el primero, sobre barcas, a finales del s. XII.

Animados por lo que vemos hacer a otros turistas incluso metemos los pies en el agua, lo que viene muy bien en un día tan caluroso...



Mientras el resto del equipo descansa junto a la orilla, me acerco al edificio de enfrente tras cruzar el puente de Rialto de nuevo, ya cerca de las 15,30 h. Se trata del Fondaco dei Tedeschi,  en otro tiempo sede de la colonia germana, y hoy convertido en Centro Comercial con una terraza superior de acceso libre, según he leído, desde donde se obtienen algunas de las mejores panorámicas de la ciudad.


Aunque no es tan fácil dar con élla, pues las puertas de acceso están cerradas y no existen señales que ayuden a los turistas, preguntando se llega a Roma, y por fin me asomo a la terraza, cuyas vistas no defraudan en absoluto.

Llaman la atención las manos gigantes que salen del Gran Canal para dar apoyo a uno de sus palacios.
Se trata de una obra de Lorenzo Quinn titulada Support que forma parte de la bienal de Venecia y que
busca concienciar sobre el cambio climático. Una pena que sólo se mantenga allí hasta Noviembre...

La Chiesa dei Santi Giovanni e Paolo destaca por sus dimensiones.





De nuevo "en tierra", nos acercamos por la orilla del Gran Canal a la Pescheria, mercado de pescado que ya vimos esta mañana desde el otro lado, contemplando bonitos palacios sobre los que destaca la Ca' d'Oro, con una exposición de alfombras que hace recuperar la costumbre de otros tiempos de "sacarlas al balcón".




Y sobre las 16,30 h. de nuevo subimos a la terraza del Fondaco dei Tedeschi todos juntos...



Después de un buen rato arriba tomamos dirección a la Plaza de San Marcos, pasando nuevos puentecillos sobre canales y algún que otro Campo, como el de Santa María Formosa, que siguen dejandonos imágenes para el recuerdo.



Aquí se ve bien el ferro en la popa de la  negra góndola (color por ley como luto por la peste de 1562),
que sirve como contrapeso y cuya forma recuerda los 6 sestiere de la ciudad, Rialto, el bacio de San Marco y la Giudecca.

Y sobre las 17,30 nos encontramos entrando bajo la torre dell'Orologio en la gran plaza veneciana en medio de la multitud...



Nos enteramos, para nuestra desazón, que ya no es posible conseguir billetes de acceso a la catedral, con lo que decidimos dejarlo para el día que volvamos y damos un buen paseo por el entorno.

Los leones alados, símbolo de Venecia, surgen por doquier en la zona.


Y las vistas hacia las islas de San Giorgio Maiore y la Giudecca son impresionantes.


La plaza es monumental, destacando la Basilica di San Marco, única con ese estilo donde destacan elementos bizantinos y románicos, y el Palacio Ducal, sin olvidar la gran torre-campanario y los palacios con soportales que la rodean. En realidad la Basílica fue una capilla de los Dux hasta principios del XIX, cuando pasó a ser  Catedral. No es de estrañar que Napoleón definiera la Plaza como "el Salón más bello de Europa".




Sobre las 18 h. tomamos rumbo al sestiere de Dorsoduro, primero en busca de la escalera de caracol del Palazzo Contarini, que debía pillarnos "de paso" y tenía muy buena pinta en la guía de la National Geographic que llevábamos.


La búsqueda resultaría infructuosa, pero los pequeños rincones llenos de encanto seguían sucediéndose...



En algunos canales los gondoleros tienen que agacharse para poder pasar...

Aunque no vimos ningún original de "Las bañistas", de Carole Feuerman, en esta copia con la que
nos cruzamos en un escaparate se palpaba el hiperrealismo de las esculturas expuestas en la Bienale.
Uno de esos momentos mágicos con los que te cruzas visitando pueblos
o ciudades en verano; músicos ensayando "in situ" las piezas para el concierto de la tarde...



Y sobre las 19 h. nos encontrábamos en el tercero de los puentes sobre el Gran Canal, el dell'Academia, uno de los mejores miradores de Venecia, según rezaba nuestra guía.



El bonito paseo "marítimo" de la zona de las Zattere, la única donde se permitía la descarga de madera, ofrece unas vistas espectaculares hacia la Giudecca y San Giorgio Maiore, y también hacia algunos canales que desembocan en el Canale della Giudecca, con la inclinada torre de San Esteban al fondo.


Debía haber mucha actividad en la zona, sobre todo teniendo en cuenta que los edificios de los canales están levantados sobre plataformas de madera apoyadas en estacas de varios metros de longitud hincadas en el suelo, que procedían del otro lado del Adriático o de los Alpes (se aprovechaba la falta de oxígeno bajo el agua que evita la putrefacción de la madera y la curiosa "petrificación" que se va produciendo en élla al contacto con el agua salada...


Il Redentore, obra maestra barroca de Palladio, con sus dos campanarios "demasiado" parecidos a minaretes... Fue construída como agradecimiento por el final de una epidemia de peste. Me ha llamado la atención que se utilizaran más de un millón de estacas de más de 4 m. de longitud cada una para su cimentación. Con el mismo nombre de la Iglesia y también en agradecimiento se iniciaría una celebración anual que se ha convertido en una de las fiestas de más tirón de Venecia: la procesión de los venecianos en barca o sobre un puente de embarcaciones a finales de julio desde San Marcos hasta aquí.



La tarde languidece y cuando llegamos a la Punta della Dogana las luces hacen aún más atractivo el panorama que se nos ofrece.






A los asiduos al bloggg les sonará esta estatua. En la foto nº 3 de la primera entrega aparecía un primer plano (la nº 4 era la otra de Venecia, dicho sea de paso). Se trata de un mármol espectacular que forma parte de la Bienale. Su autor es Damien Hirst y lleva por título The fate of a banished man (el destino de un hombre desterrado).

Hay que recuperar el coche en Mestre y volver a dormir a Verona, por lo que decidimos sobre las 20 h. volver hasta el ponte dell'Academia, donde cogeremos un vaporetto que nos acerque de nuevo a la estación de tren, pudiendo así disfrutar del Gran Canal y su entorno desde dentro a una hora muy buena...

De vuelta al puente pasamos junto a la espectacular Santa María della Salute, obra maestra barroca de Longhena.

Otra escultura de la Bienale, The golden tower, de James Lec Byars.




Me sorprendió encontrar no pocas góndolas que no cumplen con los cánones de las tradicionales, aunque tienen pinta de ser más anchas y cómodas... Nosotros al final no montamos ni en unas ni en otras por motivos presupuestarios y cuestión de tiempo, aunque llegamos a plantear hacer un traghetto, que por unos pocos euritos permite atravesar en góndola el Gran Canal en un minuto o dos...



Garceta común habituada a compartir espacios con los gondoleros...







Después del inolvidable recorrido en vaporetto, nos despedimos sobre las 21 h. de Venecia desde el ponte degli Scalzi, tomando una foto hacia la zona de las iglesias de San Simeon grande e piccolo...


Y después de visitar al día siguiente el lago di Garda, el viernes 4 de agosto a mediodía estamos de nuevo en la Ciudad de los Canales, cambiando algo nuestros planes.


En esta ocasión nos dirigiremos de forma más directa hacia San Marco, en medio de la multitud. Y media hora después haremos un primer descanso-tentempié en la plaza de San Giacomo dell'Orio, cuya iglesia muestra un típico artesonado veneciano "en quilla de barco" en su interior.

Estos artesonados reflejan la tradición tan veneciana de la construcción de embarcaciones.

La cercana iglesia de S. Zan Degolá, una de las más antiguas, con interesantes mosaicos en su interior, la encuentro cerrada, y de regreso al Campo hago una foto a la torre de San Giacomo, con un ángel de piedra que parece mucho más antiguo incrustado entre los ladrillos...


Pasaremos junto a la Scuola Grande di San Rocco, que recordaba como una especie "Capilla Sixtina" repleta de "Tintorettos", pero descartamos entrar.  Sobre las 13 h. llegamos a Santa Maria Gloriosa dei Frari, uno de los mayores templos de Venecia, que cuenta en su interior con obras pictóricas y escultóricas excepcionales.

Aunque no se pase por taquilla es posible ver el interior desde la puerta, con el conocido lienzo de Tiziano al fondo y bellos conjuntos escultóricos dedicados al mismo autor, a Cánova etc...


La tumba de Canova es espectacular, con motivos alegóricos espectaculares, como el león de San Marcos herido simulando una Venecia desesperada por la muerte del Genio o la figura que porta una urna funeraria hacia la pirámide funeraria...



Pasamos luego por la Scuola Grande di S. Giovani Evangelista.





Algunas tiendas de máscaras son espectaculares, y se puede
ver a artesanos pintándolas en su interior...
A las 14 h. estamos de nuevo en la Pescheria, y me acerco a un curioso cartel en piedra donde se indican desde hace siglos las medidas mínimas de los pescados para poder ser vendidos, medidas que aún siguen vigentes.


Nos dirigimos al mismo lugar donde estuvimos comiendo hace dos días, pasando antes junto a un curioso pedestal en la plaza de San Giacomo di Rialto, conocido como il gobbo (jorobado) di Rialto, desde donde se comunicaban desde la autoridad al vulgo las noticias importantes, y que también era empleado por todo tipo de gentes para hacerse oir.


En esta ocasión no "mojamos" los pies como estos incautos. Al fondo podéis ver el Fondaco dei Tedeschi con gente en su terraza, y delante una lancha-ambulancia amarilla que pasa a gran velocidad y con un fuerte estruendo. Las olas que produzca harán que la gente sentada que veis se encuentren totalmente mojados unos segundos después...


Y como nos gustaron mucho las vistas, después de comer de nuevo subimos a la terraza donde, con el tino que me caracteriza, pido amablemente a un turista que nos haga una fotillo a todos, y resulta que está como una cuba... Aprovecho la nueva visita para hacer algunas fotillos más...







Sobre las 16 h. llegamos a la plaza de San Marcos con tiempo para entrar en la Catedral, uno de los objetivos del día...


Esta vez lo conseguiremos.., después de dejar mochilas en un habitáculo fuera de ella, y comprar un par de plastiquillos para, a modo de chal, esconder los hombros femeninos durante la visita al interior.

Los mosaicos impresionantes, aunque hayan sido totalmente reconstruídos en distintas épocas, y los actuales sean del s. XVIII.




La "mezcla" de estilos es una constante en la Basílica. 
Media hora después damos un buen paseo en busca de distintas vistas sobre el Puente de los Suspiros, denominado así por ser el último que veían los condenados a muerte antes de ser ajusticiados en la Plaza de San Marcos. Y ello nos permite cruzarnos con algún embotellamiento gondolero y encontrar nuevos Vista Points espectaculares.








Y después de un agradable paseo por el Bacino di S. Marco nos dirigimos hacia la enorme iglesia de los Santos Giovanni e Paolo, liándonos algo de camino hacia allí...


Llegamos sobre las 18,45 h. y junto a la iglesia, que ya está cerrada, podemos contemplar una estatua ecuestre de Verrochio a la que tenía ganas, la del condottiero Colleoni, precisamente el mecenas de la espectacular capilla que vimos en Bérgamo y os mostré en esta entrada. A su muerte dejó una gran suma de dinero para que se hiciera la estatua y se colocara en San Marco. Él se refería a la plaza... pero el gobierno veneciano, que no estaba por la labor, la instaló frente a San Marco..., la Scuola Grande di San Marco, en una zona apartada del centro...

Siempre me llamó la atención la postura arrogante y los ojos encendidos del jinete en cuestión...


La fachada del Hospital anejo a la iglesia fue una grata sorpresa que no esperabamos.

A veces te encuentras con turistas dando paseos por el canal en canoa. Suena bien la experiencia.

Y en esta ocasión decidimos retornar antes, pues nos toca ir a dormir a un nuevo alojamiento en Bolonia, que aún no conocemos. Como el otro día, decidimos despedirnos tomando el vaporetto, y en esta ocasión en un recorrido mayor y con trasbordo incluído en la plaza de San Marcos (se puede cambiar de barco durante media hora sin coste añadido a los 7 u 8 € que cuesta el billete, por si os interesa) para recorrer de nuevo el Gran Canal. El recorrido total en barco nos llevará una hora, que pasará en un suspiro con el panorama que se ofrece mires donde mires.

El primer trayecto nos llevará desde Ospedale, frente a la isola de San Michelle, también conocida como "de los muertos", al encontrarse allí un gran cementerio hasta el Bacio di San Marco rodeando toda Venecia por el Este, con buenas vistas hacia las islas de alrededor.



Y tras el trasbordo, de nuevo el Gran Canal al atardecer nos dejará recuerdos imborrables...



El ponte dell'Academia desde el vaporetto.

Otra obra de Damien Hirst, con un motivo similar a la de la Dogana, esta vez en bronce.




Al pasar junto al Museo de Ciencias Naturales, antiguo Fondaco dei Turchi, me llama
la atención esta embarcación ¿polinesia? bajo esos típicos arcos aperaltados venecianos. 

4 comentarios:

  1. Sin palabras.....anonadado. Venecia imprescindible. Una vez en la vida.

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  2. T'has pasao, colega... aunque en lo de imprescindible estoy totalmente de acuerdo...

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  3. Gracias por tus comentarios, nos han sido de mucha ayuda y las "fotillos" como tu dices, que yo creo son fotazas…, espectaculares. Felicidades!!! Amparo.

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