domingo, 4 de octubre de 2015

Valle del Loira 28-30/08/2015

Como de bien nacidos es ser agradecido, tengo que empezar recomendando a todos la visita a este blog. Ahí comparte con nosotros Sele multitud de viajes de una forma muy amena y con muchos datos útiles. La casualidad (...vía Google, claro...) me hizo llegar a su blog y me vino de lujo para planificar la rápida visita de dos días y medio a las tierras del Loira tras nuestro paso por Burdeos y París el pasado agosto.

Dada nuestra afición a las salidas al campo, me gustó ver que las recomendaciones de Sele comenzaban por un paseo por la ribera de un "pequeño" río tributario del Loira llamado Loiret (no se devanaron los sesos para buscarle un nombre, je, je), y también que no se limitara a visitar château tras château... Me gustó el recorrido que hizo en su viaje e intenté ir buscando sus mismos objetivos en lo posible... Nos quedamos con las ganas de conocer sitios recomendados por él como Loches, Valençay, Montrésor... a tiro de piedra de donde estuvimos, pero todo no puede ser... y el recorrido que hicimos ya colmó más que de sobra nuestras expectativas.

Al contrario que en el resto de nuestro periplo por tierras francesas, no llevábamos alojamiento reservado para estas tres noches y, como habíamos pensado, no tuvimos problema para encontrarlo. Los dos primeros días repetimos en un apartahotel de la cadena Suite Home situado en Saran, a las afueras de Orleans, que nos salió por unos 75 € por noche para los cuatro.

Después de unas compras en un hipermercado en Olivet, pequeña población practicamente unida a Orleans aparcamos el coche junto al puente de acceso al centro sobre el Loiret y comenzamos nuestro paseo por la ruta de los molinos cuando ya eran cerca de las 13 h. La ruta sigue el curso de este río que recibe bastante caudal procedente de aguas de infiltración desde el Loira, precisamente el río donde desemboca. En esta zona se ensancha y la poca profundidad atrae a numerosas aves. Si a esto se le añaden unos curiosos embarcaderos, algunos con tintes palaciegos, y varios molinos, algunos en ruinas, es fácil entender que decidiéramos permanecer en este remanso de paz más tiempo del previsto...; al final más de tres horas, almuerzo incluído.








Empezamos muy motivados en nuestra afición ornitológica, al ver extrañas aves de tamaño medio que no lográbamos identificar. Los prismáticos y la cámara nos aclararon que se trataba de una gran cantidad de ejemplares juveniles de focha común. Pronto vimos cisnes vulgares, también con varios individuos jóvenes, e incluso a un somormujo alimentando con un pez recién pescado a su retoño; pero lo que más nos llamó la atención fue descubrir muy cerca de nosotros una pareja de roedores de gran tamaño cuyo aspecto recordaba al de un castor, pero sin la cola plana, siendo más bien parecida a la de una rata. Después de investigar en internet a la vuelta deduje que se trataba de coipus (o coipos), especie sudamericana más expandida de lo deseable por Europa Occidental en la actualidad, fruto de escapes desde granjas peleteras. Como por el Loira el castor europeo, de mayor tamaño, se ha recuperado bastante, la duda estaba servida.

Focha común
Fochas comunes
Coipus

En nuestro recorrido casi circular de unos 13 kms. veríamos también gaviotas reidoras, zampullines chicos, azulones etc... Pude observar de cerca el erizamiento de la "cresta" de las fochas comunes cuando se disponen a defender de intrusos su territorio, que deja ver una franja rojiza bajo el blanco de aquella.
Zampullines chicos
Focha común
También es curioso observar el mapa de caminos que dejan las anátidas sobre el lecho del río cubierto de algas en esta época del año.


De vuelta en el coche tomamos rumbo a nuestro primer château de la Loire, haciendo una pequeña escala para ver una pequeña maravilla arquitectónica del s. IV, el oratorio carolingio de Germiny-des-Prés, con un mosaico enigmático en su interior que representa el Arca de la Alianza custodiada por dos ángeles.


Y a unos pocos kilómetros de allí visitamos la basílica románica de S. Benoît-sur Loire, donde se veneran las reliquias de S. Benito de Nursia, patricarca del Monacato occidental. En ruinas tras la Revolución Francesa, el monasterio de Fleury, al que pertenece la basílica, fue recuperado en el s. XIX con la instalación en él de una comunidad benedictina.

Estuvimos un buen rato recorriendo el interior y exterior de la basílica, en busca de esos pequeños detalles iconográficos que no dejan de sorprender al visitante, en los templos románicos o góticos especialmente.





Y sobre las 18 h. llegamos a nuestro primer château, el de Sully, que será el de aspecto más medieval que encontremos, con torreones defensivos, foso, canales para salvar crecidas e incluso puente levadizo. Como ya estaban cerrando, no accedimos al interior, pero dimos un buen paseo alrededor del castillo.




Regresamos luego a Orleans, de donde nos separaba algo menos de una hora en coche. La idea era dar un paseo vespertino y nocturno por la ciudad. Llegamos a tiempo de ver los últimos rayos del sol reflejándose en la impresionante portada de la catedral de la Sainte-Croix, la cual encontramos ya cerrada.


La perspectiva que ofrece desde la Rue Jeanne d'Arc, con edificios señoriales casi simétricos a ambos lados bien merece un alto en el camino.


Luego nos acercamos a las orillas del río en busca del atardecer, atravesando rápidamente el pequeño casco histórico que visitaremos con calma más tarde.


En la orilla del Loira nos sorprenden ¿jugosas? observaciones de roedores diferentes de los de la mañana... digamos más urbanos y menos atractivos, salvo para los forofos de Ratatouille... También vimos cientos de gaviotas reidoras y algunas garcetas comunes que llegan a una isla para pasar la noche.

Subimos de nuevo al centro y buscamos un sitio para cenar, quedándonos en la muy demandada terracita de La Cantine, en plena rue de la Bourgogne, que es donde más ambientillo se ve. Tardaron algo en atendernos, pero la comida estuvo rica, rica.





Al día siguiente tampoco madrugamos en exceso y llegamos al château de Chambord, seguramente el más espectacular del Loira, cerca del mediodía. Nos tocó apoquinar 4 euritos por aparcar junto al castillo (es el único con parking de pago, todo hay que decirlo, y a cambio te encuentras en un enclave espectacular con mucho encanto sin entrar al castillo).

Aspecto de castillo tiene más bien poco, y sí de palacio de primera. En su origen fue un pabellón de caza mandado construir por Francisco I en el s. XVI en medio de un dominio forestal de dimensión similar a todo el área urbana que ocupa actualmente París. Luego se fue ampliando por él y sus sucesores siguiendo un gusto italianizante (parte de su traza se debe a Leonardo da Vinci, al servicio de Francisco I durante los últimos años de su vida).

Como cada visita  a un château suponía un mínimo de 40 euracos a la familia y un amigo nos dijo que el interior no era de los más espectaculares decidimos no entrar y dedicar más tiempo a recorrer los alrededores. Y como el día se presentaba más bien tórrido y largo el camino sin sombras optamos por alquilar un vehículo eléctrico durante media horita más o menos por unos 18 o 20 euros si mal no recuerdo. Sería un acierto, pues todos disfrutamos mucho, pudimos ahorrar tiempo y evitamos el sol durante el trayecto.


Paramos en un par de hides instalados junto al bosque para la observación de fauna, aunque no era la mejor hora... Como no podía ser de otra manera en este viaje, nuevamente aparecieron roedores, si bien en esta ocasión se trataba de varias ratas de agua, de aspecto más agradable a las de la tarde anterior.

Rata de agua
Algunos cisnes nadando sobre el canal de acceso al château alegraban aún más las vistas sobre éste.


Al entregar el vehículo eléctrico me entretuve fotografiando a una araña de jardín en cuya telaraña había depositado el amigo David una hormiga que rápidamente empaquetó aquélla.


Decidimos comer bajo unos grandes árboles antes y rodeamos el palacio antes de volver al coche.




De camino al château de Cheverny paramos en el de Villesavin donde no nos dejaron acercarnos a verlo desde fuera si antes no pagábamos la entrada de acceso. Como ha lo habíamos visto de lejos y no era uno de nuestros objetivos seguimos camino de Cheverny por una zona rural muy agradable pasando de las zonas boscosas en torno a Chambord a otras dedicadas al cultivo de cereales o a la ganadería (curiosas las vacas de pelo largo, variedad que parece proceder de las Highlands escocesas).

Ya en Cheverny decidimos entrar sin visitar el museo dedicado a Tintín y al castillo de Moulinsart, mansión del Capitán Haddock cuyo aspecto, como veis en la foto, está claro de donde lo sacó el maestro Hergé.


Empezamos la visita paseando por los jardines y contemplando el exterior del palacio (más que castillo), seguramente el más armonioso de los que vimos.



Entramos luego en él visitando unas estancias amuebladas y decoradas como en los tiempos más gloriosos de la mansión. Vimos armas, armaduras, tapices, camas, vajillas, instrumentos musicales... e incluso una habitación infantil con caballitos de juguete muy curiosos.


Tras dejar el palacio a través de una zona ajardinada llegamos a l'Orangerie, antiguo invernadero donde se escondió la Mona Lisa ("plato fuerte" del Louvre aujour d'hui) durante la segunda guerra mundial. En la actualidad se ofrece allí comida y bebida a los visitantes del castillo a un precio no abusivo. Compramos bebidas y pudimos tomar en su interior los refrigerios que llevábamos; luego nos tomamos unos helados caseros que hacen allí muy recomendables.

Lo mejor estaba por llegar. Después de la comida y tras comprobar que el laberinto vegetal estaba cerrado decidimos dar un paseo entre los prados y arboledas sorprendiéndonos el avistamiento de varios pájaros, destacando un par de carboneros palustres, especie que hacía tiempo que no veía... pero nos olvidamos de los pájaros al encontrarnos de bruces con unas tumbonas bajo unos árboles centenarios que nos permitieron echar una siesta y acabar con la galbana post-repas.

Tras dos horas y media en Cheverny, sobre las 17,30 h. tomamos rumbo a Blois, donde llegaríamos unos 20 minutos más tarde. Destacan en lontananza las siluetas de la catedral y la del castillo dominando la pequeña ciudad a ambos lados. Dejamos el coche en la parte baja, más moderna, y nos tocó subir muchos escalones antes de llegar a la catedral renacentista de San Luis.


Desde allí caminamos en dirección al château por el casco antiguo. No entramos en él, pero ya desde el exterior se nota que ha tenido distintas ampliaciones, considerándose un ejemplo muy pedagógico para estudiar la evolución de la arquitectura francesa desde la Edad Media al Clasicismo. Me gustó mucho la fachada que da a la place du château. Por cierto, situada en lo alto de la colina esta plaza es un buen mirador sobre la ciudad y los alrededores. En ella se encuentra la Maison de la Magie, abierta a finales del s. XX para ilustrar la habilidad de los prestidigitadores. Cada media hora asoman a sus ventanas las cabezas de 6 dragones, curiosidad que no tuvimos ocasión de ver por razones de tiempo.






Destaca desde allí la mole de la iglesia románico-gótica de San Nicolás, a la que nos acercamos más tarde para ver su portada principal y sus altas torres de cerca.


Tras atravesar unas concurridas calles con terracitas de esas que invitan a quedarse decidimos retornar al coche para seguir camino hacia Tours.


Paramos junto al château  de Chaumont para ver si se podía  uno acercar a verlo de cerca. No fue posible, pues la entrada de pago lo impide... y además ya cerraban (eran casi las 20 h.). A pesar de ello valió la pena acercarse a la entrada, pues un imponente corzo macho salió a saludarnos junto a la carretera.

Corzo
Además, desde el otro lado del Loira, ya en ruta hacia Tours hay  unas vistas muy chulas hacia el caserío y castillo de Chaumont.


A quince minutos de allí paramos  nuevamente en otra ciudad con castillo, Amboise. Fue una lástima no parar antes de pasar el puente de acceso a la ciudad, que ofrece una bella panorámica con el gran castillo real dominando Amboise. A pesar de ello, la visita, aunque rápida, mereció mucho la pena. Proliferan las terrazas en la parte baja junto al Loira, con buenas vistas sobre el castillo, que desde aquí más bien parece una muralla, destacando en lo alto la capilla de St. Hubert, joya del gótico flamígero donde está la tumba de Leonardo da Vinci.




Sobre las 21 h. partimos hacia Tours, y tras dejar los bártulos en nuestra habitación del céntrico y coqueto hotel Val de la Loire nos vamos a dar una vuelta nocturna asesorados por nuestra anfitriona, una chica rumana que habla perfectamente español y otros idiomas sin haberlos estudiado en escuela alguna, según nos confiesa. El hotel ocupa un edificio del s. XIX adaptando los pequeños pisos antes existentes de forma ingeniosa. Nos saldrá por 138 € con desayuno-buffet incluido.

Daremos un paseo más o menos circular acercándonos primero a la portada de la catedral. Aquí las catedrales tienen menos iluminación exterior que en España, como ya comprobamos en Orleans. Al llegar a ella nos sorprende encontrar una pareja bailando tango, sin más gente por allí.




Luego nos acercamos a la Rue Colbert, animada calle con muchos restaurantes, y decidimos cenar en uno sirio. Tras una larga espera y una cena regular seguimos el paseo y ya cerca del hotel nos sorprende el precioso hôtel de Ville de la ciudad. Ya es cerca de medianoche cuando planchamos la oreja.


Aunque el domingo 30 tenemos que volver a las Españas, decidimos dedicar la mañana a ver Tours de día y despedirnos del Loira a lo grande, visitando el château de Chenonceau.

Después de un copioso desayuno salimos a pie sobre las 10 de la mañana siguiendo en principio el mismo itinerario del día anterior, paseando al principio por unas zonas ajardinadas entre la catedral y el museo de Bellas  Artes, que cuenta con una buena pinacoteca pero donde no entraremos. Llama la atención encontrarse por aquí con un gran elefante asiático disecado, que parece ser que escapó de un circo a fines del s. XIX, sembrando el pánico en la ciudad y debiendo ser abatido.

Donde si entramos es en la catedral de St. Gatien,  que cuenta con unas vidrieras góticas espectaculares en la girola. Llama la atención también una tumba renacentista con dos niños en posición yacente esculpidos en alabastro, donde descansan los hijos del rey Carlos VIII.





 Nos acercamos más tarde a las orillas del río, donde se encuentran varias barcazas tradicionales.


Garceta común
Y acabamos nuestra visita a la que llegó a ser capital de Francia a finales del s. XV dando un garbeo por la bonita Place Plumereau, en pleno centro histórico.



De regreso al coche pasamos junto a los restos de la torre de Carlomagno, y de nuevo por la plaza donde se encuentra el hôtel de Ville  .



Ya es mediodía, y dejamos para otra ocasión una visita al château  de Villandry, a solo 2 km. de Tours y que cuenta con unos espléndidos jardines.

Cuarenta y cinco minutos después ya estamos en el interior del dominio de Chenanceau, y nos sorprende primero un laberinto de setos donde los peques... y los adultos lo pasamos bomba jugando al escondite.


Ya junto al château, el conjunto que forma éste con unos cuidados jardines es espectacular. Nos choca ver gente bañándose en las aguas del río Cher que rodean y "atraviesan" el castillo.




El interior no defrauda en absoluto, resultando muy llamativa la gran sala-galería de suelo ajedrezado con grandes ventanales a ambos lados sobre el río. En las cuidadas estancias por las que iremos pasando nos vemos sorprendidos por algunos cuadros de gran calidad, firmados por pintores del prestigio de Van Dyck o Rubens. La cocina o las habitaciones están restauradas con mimo, como sucedía en Cheverny.


 El contiguo jardín de Diana bien merece otra vueltecita antes de buscar la salida, no sin antes echar un ojo a una pequeña colección de carruajes, una recreación de un hospital de campaña de la segunda guerra mundial en los mismos barracones donde se instaló, y un caserío muy bien cuidado.




Sobre las 14,30 h. saldremos de allí, y después de comer en un merendero junto al río partimos rumbo a España. El viaje será muy cómodo, encontrando "bouchones" solo en el carril contrario de la autopista y no resultará nada pesado, pues haremos noche en Zarauz aprovechando para visitar a la familia.

Al día siguiente regreso a Salamanca no sin antes darnos un bañito junto al malecón con el ratón de Getaria al fondo... No es mal final éste para unas vacaciones inolvidables, ¿verdad?




7 comentarios:

  1. Está chulo ... Las fotos un poco pequeñas ... pero bonito.

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    1. Si pulsas en alguna foto, se pueden ver en mayor tamaño y pasar una a una... librándote del texto... además.., jua, jua.

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  2. Que recuerdos Manolo...coincidimos hasta con las ratas de agua!!!, es lo que tiene hacer rutas tan marcadas, pero desde luego muy interesantes. me gustan las fotografías.

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  3. Gracias Manolo por poder disfrutar de tus viajes,tus descripciones junto con las maravillosas fotos permiten realizar un viaje virtual.
    ¡Enhorabuena!

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    1. Gracias a tí, Antonio, por tu comentario. Le anima a uno a seguir compartiendo viajes y salidas al campo por esta vía.

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  4. Holaaaaaa, te lei con mucho entusiasmo, al igual que en el rincon de sele, pienso hacer este mismo paseo en abril, la diferencia es que estoy un poco mas lejos que ustedes, partimos de Argentina, llegando a Paris , pienso que estaremos unos 3 o 4 dias por el valle, me gusto la idea de conocer burdeos tambien, asique buscare tu blog sobre eso.
    Nuestra idea es en un lapso de 25 dias recorrer la costa azul, luego , no en auto, porque yo no se conducir y seria mucho para mi esposo, algo de viena , budapest y praga, finalizando en munich y berlin y ahi regreso a Argentina..
    Si tenes algo de estos itinerarios ya armado, te agradeceria infinitamente me lo hagas saber y con mucho gusto lo leere.
    Las fotos las sacaste con camara o con telefono movil?
    Nada mas por ahora.....seguire chusmeando en tus blogs.
    Un saludo desde Argentina
    Alicia

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  5. Hola Alicia. Las fotos que subo al blog suelo hacerlas con una cámara tipo Bridge, compacta pero con mucho zoom, concretamente una panasonic fz 35. Como supongo que habrás visto, justo el par de entradas anteriores a ésta están dedicadas a París y Burdeos. De los otros objetivos de tu viaje no hay nada en este blog, pero seguro que en el rincón de Sele encuentras mucha información útil. Salu2 desde Salamanca.

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