martes, 3 de febrero de 2015

Circular en Sobradillo por el bosque de chumberas y el buraco 18/01/2015

Hay marchas a las que coges un cariño especial por aportarte un plus añadido a lo que se busca dedicando el domingo a esta sana costumbre, que suele ser un cambio de aires, el contacto y disfrute de la naturaleza haciendo ejercicio o dedicar un día entero a compartir la afición con los amigos o la familia... Ésta, sin duda, es una de ellas, al acercarse a uno de los parajes más agrestes de Salamanca que, además, hace frontera con Portugal y recorre la "Raya" con vistas espectaculares sobre el arribe del Águeda. Tendríamos que desplazarnos hasta  San Felices de los Gallegos o bajar hasta su desembocadura en el Duero para encontrar un puente que nos facilite el paso a la otra orilla. Si a ello añadimos los tonos ocres y amarillos de las cuarcitas en estos pagos o el hecho de que la marcha atraviesa un espacio único con ese "buraco" (nombre que en portugués significa "agujero") que podemos imaginar como entrada secreta a un mundo desconocido donde las chumberas se convierten en extraños árboles coronados de dulces frutos de color rojizo, entonces la marcha en cuestión toma tintes casi de leyenda...

Se inicia el recorrido en Sobradillo, donde destaca esa torre del Homenaje que aún queda en pie de lo que fuera su castillo y nos recuerda tiempos de tensas relaciones con "os vizinhos do lado". Aunque hay quien prefiere acercarse al buraco de mañana, nosotros siempre optamos por dejarlo para la tarde, con lo que tomamos una pista en dirección a la ermita de San Sebastián, ermita que dejamos a nuestra izqda. junto a una pequeña chopera plantada sobre una zona inundable donde nace el arroyo del lago. Con las lluvias caídas días atrás y las heladas que se repiten estos días, el pequeño "lago" permanece helado esta mañana.



Tras pasar una pequeña charca también helada, se dejan ver un bando de bisbitas comunes antes de llegar a las cercanías de las ruinas del convento de Santa Marina la Seca. Os dejo un par de fotos donde podéis ver la diferencia de aspecto que le otorgan las luces matutinas y verpertinas (la de la tarde está hecha desde la pista por donde regresamos).




Siguiendo los postes con señales blancas y amarillas que no perderemos en la primera parte de la ruta, la pista que seguimos se convierte en trocha y pronto llegamos a un bonito mirador sobre una pronunciada curva del Águeda, con nieblas altas sobre nosotros y buitres leonados a nuestros pies.


Tras un corto descanso regresamos en busca de la continuación del P.R., pero retrocedemos demasiado sobre nuestros pasos en vez de seguir los postes a nuestra izqda., y nos toca hacer un poco "la cabra" para bajar a recuperarlo a orillas del arroyo del Alcornoque, donde nos encontramos con las primeras chumberas. Pronto vemos el sendero que debíamos haber cogido muy cerca del mirador.



Tras una corta subida el camino empieza a serpentear sobre el arribe en una zona con paisajes impresionantes y gran cantidad de buitres por todos los lados. En otras ocasiones hemos visto también alimoches y águilas perdiceras por aquí, pero en esta época del año se encuentran muy lejos...










Comemos más o menos en la mitad del recorrido, en un pequeño prado con vistas privilegiadas, donde me recreo intentando fotografiar el vuelo de los buitres. Frente a nosotros, como en casi toda la travesía, destaca el color blanco de la "capela de Sto. André"  y su palomar en tierras portuguesas, perteneciente a la freguesía de Almofala, dentro del "concelho" de Figueira de Castelo Rodrigo. Construída en terrenos de lo que fue un gran castro celta luego romanizado, se encontraron junto a ella dos verracos parecidos a los que encontramos en otros enclaves de los arribes. También se ven en sus cercanías los restos de varias explotaciones mineras abandonadas, seguramente de piritas argentíferas.







Iniciamos luego el descenso que nos llevará muy cerca del río, dejando junto al camino algunos chiviteros de forma circular y techos de piedra y brezos tan típicos de la zona. Empiezan a proliferar las chumberas de gran porte de tal forma que atravesamos auténticos bosquetes de ellas antes y después del "buraco", agujero natural entre dos grandes rocas cuarcíticas por el que pasa el camino. El cielo se va despejando poco a poco y los contrastes de los colores rojo y verde de las chumberas con el ocre y el amarillo de los roquedos dan mucho juego visual y fotográfico...


















A quién no conozca la ruta le podría parecer casi imposible seguir el camino sin llegar a trepar en algún momento, pero una bonita vereda que se abre entre las últimas chumberas y los carrascos, encinas y quejigos nos aleja poco a poco del río y nos permite subir en busca de una pista que nos llevará de nuevo a Sobradillo.




Recogemos los coches en el pueblo, junto al calvario de cruces que antecede a la ermita de la Misericordia, despidiéndonos cuando anochece, no sin antes observar un curioso acontecimiento astronómico que se puede ver estos días, con Venus y Mercurio casi uno al lado del otro cerca de la linea del horizonte.


2 comentarios:

  1. Te ha dado la vena poética. Mu pofesional. Este blogggg va tomando forma y contenidos muy interesantes. Lo voy a recomendar en mi facebook.

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  2. Un riesgo eso de sacar la vena poética siendo un "afisionao"... pero cuando sale de dentro hay que soltarlo... ;-)

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