viernes, 3 de octubre de 2014

Sos del Rey Católico.

Este verano, aprovechando el viaje de vuelta desde Pirineos, nos acercamos a este "pueblo con encanto" que nos habían recomendado conocer, de ser posible, a través de una de las visitas guiadas. Nos apuntamos a una de ellas y valió mucho la pena, por lo enriquecedor de la visita y por permitir acceder a espacios cerrados, destacando la cripta de la Iglesia de San Esteban, celosamente cuidada por el párroco de la localidad.

Ubicada en un otero que domina un gran territorio, la villa se ubica casi en la frontera entre Aragón y Naarra, no lejos de la vía principal del camino de Santiago. Tras comer en el Landa, dicho sea de paso, con un rico menú ajustado de precio, fuimos al palacio de los Sada a sacar las entradas de la visita. En este palacio hay una especie de centro de interpretación dedicado a Fernando el Católico que no visitaremos por preferir dedicar la tarde a conocer mejor Sos.

Entramos en la zona más antigua por lo que queda del Portal de la Reina, bajo una torre con barbacana, donde se mantienen los huecos por los que los defensores podían arrojar aceite hirviendo y todo tipo de proyectiles a las "personas non gratas" que quisieran entrar por la fuerza. Según la tradición, por aquí entraría la madre del futuro Fernando el Católico para darle a luz, en medio de una guerra civil del vecino reino de Navarra.



Llama la atención la inscripción que se conserva en un lateral del portal, donde se puede leer aún "Merde pour les volontiers de Mina", realizada por algún soldado francés durante la guerra de la Independencia en relación con los frecuentes ataques de los guerrilleros de Espoz y Mina por la zona.


Las calles tienen el trazado "y cuestas" típicos de un pueblo medieval, y la rehabilitación bastante respetuosa de muchas casas hace que se rueden aquí escenas de películas de época como la serie "Isabel" que actualmente pasan por TVE.





El barrio judío, alrededor de la plaza de la sartén, esconde curiosidades como la conservación en una de sus casas de la hendidura lateral en la puerta de acceso donde se depositaba la "mezuzah", un pergamino con dos versículos de la Torá. Sobre este hueco aparece una cruz cristiana sin duda posterior a la expulsión, que "marcaba"  las casas que pertenecían a conversos.



Los grandes aleros de madera de algunos edificios como el Ayuntamiento llaman la atención, y  la inscripción que os dejo, sobre las paredes del mismo, también.



En la plaza de la villa se celebraba el mercado, y en un extremo se conserva una especie de porche con varios arcos,  utilizado en verano como terraza hostelera. Entre dos de esos arcos hay un hueco donde el "almotacen" colocaba la "romana oficial" para evitar engaños. Con este mismo objeto, junto a ese hueco se puede ver una incisión vertical en la pared que mide exactamente una vara jaquesa, medida estándar de la época por estos pagos.



La visita guiada permite acceder a la lonja, que mantiene las hendiduras para colocar vasijas de aceite, vino.., y dos pozos de nieve, ecológicos antepasados de nuestras cámaras frigoríficas. En las lonjas se vendían productos al por mayor, a diferencia de los mercados, de venta directa al consumidor.


Quizás la joya más preciada de Sos sea la Iglesia de San Esteban, con una cripta de la segunda mitad del s. XI que aún conserva pinturas... que no vais a ver aquí por estar prohibido fotografiarlas... El claustro se ha convertido en una galería de piedra que comunica la cripta con la iglesia. La portada de ésta, aunque bastante deteriorada, es un buen ejemplo de arte románico, con varias tallas atribuídas al maestro Esteban, conocido por sus trabajos en la catedral de Santiago de Compostela. Actualmente está protegida por un pórtico renacentista del s. XVI.





Acabamos nuestra visita guiada accediendo al espacio donde debió ubicarse la sinagoga, donde se ha recuperado una parte del suelo de cantos original.


También pasamos por un conjunto de estatuas dedicadas al maestro Luis García Berlanga, que rodó por aquí "La Vaquilla", participando como extras muchos vecinos.


Luego nos acercamos al parador, desde donde disfrutamos de buenas vistas hacia el casco histórico.


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