viernes, 22 de agosto de 2014

Seis días en el valle de Benasque y alrededores.

Os invito a conocer o recordar algunos de los rincones pirenaicos más bonitos que conozco.  Partimos el 4 de agosto rumbo a Castejón de Sos después de haber pasado un par de días en Lerma, donde coincidimos con la celebración de la Fiesta del Barroco, que rememora los actos lúdicos con que el Duque agasajaba allá por el s. XVI a la corte de Felipe III. Aunque espero dedicar una entrada a estas fiestas, en las que se vuelca todo el pueblo desde hace unos años, os dejo unas imágenes para que os hagáis una idea.





Lunes 4 de agosto de 2014.

Tras unirnos cerca de Burgos con los "Paco's", partimos rumbo al Pájaro Loco (curioso nombre para un albergue en la montaña). Llegamos por la tarde a Castejón y tras dejar los archiperres nos fuimos a dar un paseo por sus alrededores. Tuvimos la suerte de pasar por un campo de aterrizaje de parapentes, que proliferan por aquí, recibiendo a los últimos "saltadores" del día.


Una jugosa observación de un alcaudón dorsiblanco que debía haber dejado el nido hacía poco tiempo nos hacía ser optimistas a los más pajareros...


Martes 5 de agosto de 2014.

Como era el día con mejores predicciones meteorológicas, decidimos dedicarlo a la zona de Batisielles, que tan buenos recuerdos me dejó hace años, con sus lagos transparentes entre bosquetes de pino negro. Iniciamos la marcha remontando el valle de Estós, siguiendo las marchas rojas y blancas del GR11 hasta el desvío que por un empinado camino atravesando un bosque nos llevaría hacia la pleta del Ibonet y cabaña de Batisielles (1875 m.). La llegada al ibonet impresiona, al abrirse el paisaje súbitamente. Desde allí nos dirigimos a los ibones de Escarpinosa, zona que ya supera los 2000 m. y donde destaca la mole de las Agulles de Perramó y una cascada muy llamativa.


Algunos piquituertos nos dejaron ver la facilidad con la que extraen las semillas de la piñas con esa herramienta infalible que es su irregular pico.


Los primeros lirios morados que vi, tan abundantes en esta época por estos lares,  me recordaban esas travesías veraniegas vividas hace años, siguiendo la GR 11 que recorre los Pirineos por la parte meridional.
Las buenas vistas en L'Escarpinosa, con la cascada y las agulles a un lado y las transparentes aguas del ibón con las cumbres del Perdiguero (3171 m.) al fondo a otro, nos deciden para parar aquí a comer. La inesperada presencia de nubes de mosquitos estropearía la siesta a más de uno...












Tras dar una vuelta por los alrededores para ver el otro ibón, Paco y yo decidimos subir hasta el lago de Perramó. No miramos el mapa antes de iniciar la subida, convencidos de que el primer sendero que pillamos nos encaminaría hacia allí. El sendero nos llevó a una pedrera y siguiendo los hitos, bordeando las agulles por la derecha llegamos a un lago que, tras mirar por fin el mapa,  resultó ser el ibón de l'Aigüeta de Batisielles, por donde pasa el GR 11.2 que va del refugio de Estós hacia el Angel Orus ya en el valle de Eriste. Estabamos casi a 2400 m. y desde allí se contemplaban entre nubes de evolución los montes Malditos con el Aneto en lo más alto.







Como el resto de las familias tenía idea de ir bajando poco a poco, tomamos la GR camino del ibonet, pasando junto al ibón Gran de Batisielles y empezamos a acelerar la marcha, pues se nos ha hecho algo tarde. El resto de expedicionarios ya no estaban en el ibonet, pero tras una rápida bajada por el bosque nos encontramos y tras ver las primeras marmotas paramos un rato junto a una bonita fuente con un tronco a modo de abrevadero adornado con relieves del sol y la luna en ambos lados.


Miércoles 6 de agosto de 2014.

El pronóstico del tiempo para este día tampoco tenía mala pinta, con lo que nos desplazamos en coche hasta el aparcamiento del Hospital de Benasque para acercarnos a conocer el Forau d'Aiguallut y contemplar de cerca los montes Malditos y el glaciar del Aneto. Dudábamos si coger o no un autobús que te acerca hasta la Besurta, pero la gran cantidad de gente esperando y el poco recorrido y tiempo que nos ahorrábamos nos hicieron desistir de la idea, dejando abierta la posibilidad de cara a la vuelta si el tiempo se complicaba.
No nos arrepentiríamos en absoluto de la decisión, pues el recorrido desde el aparcamiento a la Besurta es precioso, y el sendero enseguida se aleja de la pista asfaltada que utiliza el autobús para no volver a cruzarse ambos hasta el punto de llegada de éste.
El sendero comienza a subir suavemente desde el aparcamiento (1720 m.), al principio siguiendo el valle glaciar y después internándose en un bosque de pino negro hasta salir al Plan d'Estañ, donde pasa junto a un par de pequeños ibones relictos de lo que no hace mucho tiempo debió ser un gran ibón que ocupaba gran parte de esta planicie. En uno de los carteles se indica que en tiempo de abundantes lluvias aún se forma un gran lago.




Continuamos el camino entreteniéndonos un rato en ver corretear a varias marmotas antes de llegar al Forau, sima donde desaparecen gran parte de las aguas procedentes de las elevadas montañas que rodean el valle, aguas que volverán a ver la luz en la otra vertiente de los Pirineos, en el valle del Garona. En la zona del Forau se forma un curioso lago y, nada más superar éste, sorprenden las vistas de la cascada o salto d'Aiguallut, más aún al comprobar como esa gran cantidad de agua desaparece unos cientos de metros más abajo. Paramos a comer en la gran planicie que encontramos sobre la cascada (2030 m.), con buenas vistas hacia el glaciar y pico de Aneto, aunque cada vez menos buenas por las nubes de evolución...








Paco y yo dejamos al resto de las familias después de comer para acercarnos al coll de Toró (2.240 m.), con un gran ibón a sus pies, desde donde se puede acceder al Vall d'Arán.



Desde allí nos encaminamos de nuevo al plan d'Aiguallut, dejándolo esta vez a nuestra derecha para acceder al camino que se dirige al refugio de la Renclusa tras superar un nuevo collado a casi 2.300 m. de altura. En todo este tramo destacan las vistas sobre el Plan. Una vez superado el collado tras alguna pequeña duda sobre el camino a seguir, descendimos rápidamente a la vista del refugio desde el que sube la vía normal al Aneto e incluso de la Besurta, pudiendo distinguirse bien el chiringuito junto a la parada del autobús donde esa mañana nos habíamos tomado unas cervecitas.






Al pasar junto al refugio me llamó la atención la entrada a una recoleta ermita excavada en la roca. Nos alegramos de que el resto de nuestra "expedición" hubiera  decidido no regresar por la Renclusa, pues la subida hasta el collado era más dura y peor señalizada que el acceso normal pasando junto al Forau.


Bajamos rápidamente al caernos algunas gotitas, y no encontramos a nuestra gente entre los que formaban las filas a la espera de los autobuses para bajar. Poco antes de llegar al aparcamiento nos encontramos todos de nuevo en una zona que hace las delicias de los más peques por la abundancia de ranitas... Tras liberar sus últimas capturas casi nos toca correr, aunque finalmente no son más que cuatro gotas las que nos caen antes de llegar a los coches.




 Jueves 7 de agosto de 2014.

Para hoy teníamos pensado hacer una marcha más corta, pues por la noche pensábamos asistir a una sesión de cine al aire libre en Castejón, ya que pasaban la peli "8 apellidos vascos", y prometía la cosa...
Nos decidimos por una corta marcha "ornitológica" que vimos en folletos de publicidad de la Ribagorza, tomando la carretera que desde Castejón se dirige al túnel de Viella hasta el cruce de Bonansa, pueblo desde el que subimos a un pequeño puerto, punto de salida de la llamada ruta ornitológica de las bordas de Ansuilo. Se trata de una zona más árida que la del resto de excursiones, aunque con uno de los pocos hayedos de la zona, el bosque de Pegá, en el que parece ser que existe la posibilidad de ver al mítico pito negro.
Llegamos a media mañana a puerto de Bonansa tras muchas curvas, algún mareo y alguna retención por obras. Un corto sendero accesible para discapacitados casi a estrenar nos acercó al mirador del Isabena, con buenas vistas hacia el valle de este río que viene desde las faldas del pico Gallinero (2728 m.), próximo a Castejón. Cicleando sobre los grandes cortados frente a nosotros pudimos ver unos cuantos buitres leonados.


Tomamos la pista, aunque sombreada demasiado "pista", buscando definir con los prismáticos el origen de los no muy abundantes cantos que íbamos escuchando. La hora no era la mejor para ver aves, y tampoco para recrearse en el mirador final de la borda, con crecientes nubes de evolución y calima. Aún así, se dejaba ver gran parte del pirineo oscense y varios pueblos de la zona con muy buena pinta



Al llegar al mirador nos salió un buitre a unos metros desde el acantilado sobre el que estábamos colgados y también me pareció ver fugazmente un ejemplar juvenil de quebrantahuesos.


Volvimos sobre nuestros pasos con un cielo amenazante y paramos a comer y sestear junto al primer mirador.



Ya por la tarde decidimos regresar a Castejón por una pista asfaltada que desde las proximidades del puerto se dirigía a Las Paúles. En ese pueblo preguntamos por iglesias románicas y nos recomendaron subir a ver la iglesia de San Esteban en Villarrué y acercarnos a la ermita de Ntra. Sª de Turbidé. Ambas iglesias presentan los típicos arcos lombardos en el exterior de un único ábside; probablemente daten de la misma época, mediados del s. XII. La iglesia de Villarrué lleva apuntalada desde hace casi 20 años, lo que no contribuye precisamente a destacar su hermosura, y la ermita se encuentra en un lugar precioso de amplias vistas, con la mole del Turbón (2492 m.) al fondo, y con un sendero de acceso desde las proximidades de las Paúles que supone un agradable paseo.






Regresamos a Castejón para cenar una hora antes de lo habitual y ello nos permitió disfrutar luego viendo la comedia e incluso un par de estrellas fugaces entre risa y risa...



Viernes 8 de agosto de 2014.

Para este día, con peores predicciones atmosféricas, decidimos acercarnos al refugio Ángel Orús remontando el valle de Eriste. Una sinuosa y larga pista nos acercaría en coche hasta la cascada d'Espigantosa, parando antes en un mirador con buenas vistas sobre el pueblo de Eriste y el embalse de Llinsols.


Tras recrearnos un buen rato junto a la cascada, iniciamos la subida de poco más de 3 kms., pero con un desnivel de 550 m. por delante.




Poco a poco los numerosos zig-zags dejan atrás bosquetes de pino negro alternando con zonas más abiertas con numerosos rododendros.








Se trata de una zona muy verde con agua abundante donde llama la atención la gran variedad de flores e insectos. Un par de ranas bermejas se cruzaron en nuestro camino, pudiendo fotografiar a una de ellas.





También nos llamaron la atención los "círculos de babosas". El comportamiento sexual de estos moluscos es curioso; a pesar de ser hermafroditas y tener, por tanto, los dos sexos, necesitan  funcionar en pareja. Al encontrarse dos individuos forman un círculo, levantan la capa protectora (llamada manto) de sus genitales y los ponen en contacto para intercambiar esperma. Luego cada babosa pondrá unos 150 huevos por su cuenta.


Como al llegar al refugio hace más bien fresquito, decidimos comer en su interior, y lo hicimos frente a unas grandes fotografías aéreas de los valles de Estós, Eriste y Biadós que ilustraban bien el recorrido del circuito de los tres refugios, ruta circular de tres días que ójala podamos hacer un año de éstos.
En los aleros del refugio abundaban los nidos de avión común y avión roquero, y disfrutamos un rato viendo a los padres "roqueros" alimentar a sus crías sin tocar apenas los nidos con sus garras.



Las nubes se iban cerrando y, con buen criterio, el resto de expedicionarios hizo caso omiso a mi sugerencia de acercarnos a algún ibón siguiendo el GR. Iniciamos así el descenso antes de lo habitual, bajando tranquilamente y recreándonos de nuevo en l'Espigantosa antes de recuperar los coches.







Como era buena hora, estuvimos en Benasque dando una vuelta y visitando, entre otros sitios, la tienda "Barrabés". Los precios no invitaban al gasto, aunque el material fuera de calidad incuestionable... ¡Cómo ha cambiado el cuento desde que compré allí esa pedazo de mochila Karrimoor que aún lleva a sus espaldas Lucía! Antes de regresar a Castejón se nos hizo de noche antes de tiempo y nos cayó una buena tormenta, y ya en el "Pájaro Loco" se nos fue un par de veces la luz y cayó otra aún más "buena". Por cierto, la cena de esa noche fue exquisita, especialmente unos crepes con espinacas, piñones, pasas... mmmm...



Sábado 9 de agosto de 2014.

Y como lo bueno se acaba pronto, nos encontramos en el último día de "actividad pirenaica", descartando subir a Ballibierna, opción muy recomendable, y decidiéndonos por una marcha "suave" entre pueblos, la llamada "ruta de las ermitas" que, partiendo de Castejón sigue en parte el PR-HU88 denominado "ruta del solano", pasando por los pueblos de Sos, Liri y Arasán y acercándose a ver varias ermitas próximas. El recorrido finaliza con un desvío de ida y vuelta desde Castejón a El Run para ver la ermita de Ntra. Sª de Gracia, el mejor exponente del románico-lombardo de la zona.
Con los primeros parapentes sobre nuestras cabezas nos dirigimos a la ermita de San Salvador, también llamada la Roqueta, sita en un alto con buenas vistas sobre Castejón y las faldas del Gallinero. La ermita en sí no tiene interés arquitectónico ni histórico, al ser de reciente construcción. La mayoría de las que veamos durante el recorrido se parecerán mucho a ésta.


Rumbo a Sos el camino se hace más interesante, con algunas zonas en que se forman auténticas galerías sombreadas por donde discurre el sendero. Entre otros bichillos, nos topamos con la hembra de ciervo volante y el petirrojo con una lombriz en pico que os dejo aquí.



Las vistas hacia el valle del Ésera mejoraban según subíamos, y la iglesia de Sos, aunque excesivamente ecléctica en cuanto a estilo, merece la pena.




Al acercarme, cual aguador de otrora, a la fuente del pueblo con varias cantimploras, me entretuve un buen rato observando varios pollos volanderos de alcaudón dorsirrojo demandando comida, y no tardó en aparecer el adulto que los atendía.



Desde aquí se veían aterrizar los parapentes en los llanos de Castejón, alguno de ellos con conductor y cliente. Lo que no vimos fueron las águilas de Harris que paseaba un "cetrero" por las calles de Castejón por la mañana y que, según nos dijo, se utilizan para hacer vuelos entre parapentes en descenso a demanda de clientes.




Tras pasar por varias ermitas seguimos con nuestra cuesta arriba camino de Liri, donde llegamos ya hambrientos. Se trata de un conjunto urbano muy reconstruído, pero con buen gusto.






Después de comer y beber las cervecitas adquiridas en el albergue del pueblo, Paco y yo nos acercamos hasta la ermita del Pui, fuera del pueblo y a bastante más altura. De camino pudimos observar varios escribanos cerillos y un águila real.



El emplazamiento de la ermita es privilegiado, aunque las nubes no nos dejaron ver todos los picos de los alrededores. Nos acercamos a un puente rústico, seguramente de origen medieval, sobre un río con buenas pozas donde se practica el barranquismo.





Vuelta a Liri y problemas para seguir la ruta, al haberse ensanchado la carretera que va a Arasán y perderse gran parte del sendero.




A partir de aquí seguimos la carretera y tras dar una vuelta por Arasán iniciamos el descenso a Castejón hasta un punto en que perdimos las confusas señales que mezclaban nuestra ruta con otra para BTT y seguimos por la carretera, lo que nos hizo llegar ya tarde, debiendo dejar el sendero a El Run y la visita a su iglesia para otra ocasión. Saludines a tod@s.